A CORRER, A JUGAR…

Durante la infancia, el niño/a vive en una fase en la que el juego libre o dirigido debe ser su actividad principal. Jugar es aprender, a través del juego el niño comprende el mundo y se comprende a sí mismo. El juego es importante para el desarrollo del niño/a.

El juego es entretenimiento y aprendizaje. Los niños utilizan el juego para construir su propia identidad y subjetividad. A través del juego aprenden a relacionarse con los demás.

Jugar libremente ofrece innumerables alternativas donde los niños eligen el desafío que más les interesa. Escogen con qué jugar, dónde jugar y organizan sus tiempos. Dan rienda suelta a la imaginación y arman sus propios proyectos de juego sin mediar los adultos, haciendo que asuman sus propias decisiones y así fortalecen su autoestima. Escogen jugar solos o puede apetecerles unirse a otro u otros niños, lo que contribuye al desarrollo de una conducta social positiva.

Los niños juegan porque les apetece. No lo hacen porque deban, ni por una recompensa, sino porque quieren. Para los niños jugar es gratificante pues libera su capacidad creadora sin ataduras. Ahora quieren jugar a correr, ahora a la casita y luego a médicos, a su forma y con sus propias reglas.

Es una pena que los niños jueguen cada vez menos pues significa que están perdiendo la necesidad de buscar ese placer que les brinda el juego, o buscándolo en ocasiones en otras cosas.

En la actualidad, pareciera que los niños desde que nacen van quemando etapas. Es importante que los niños crezcan a su ritmo y, desde luego, que también jueguen a su ritmo. El exceso de estímulos, la sobrecarga de actividades y las prisas difícilmente ayudan, pues el cerebro en desarrollo del niño necesita su tiempo para procesar lo aprendido a través del juego.

En conclusión, el juego que tiene lugar en la etapa infantil, es el pilar sobre el que se sostienen luego otras habilidades como la imaginación, la creatividad, la perseverancia, el esfuerzo, etc.  Permitirles experimentar esta fase lúdica de los primeros años de su vida libremente, dando espacio a la creatividad, y conteniéndoles pero sin entrometernos, contribuirá a construir una personalidad sólida, basada en la autoestima y en la capacidad para llevar a cabo actividades y resolver conflictos más complejos a lo largo de toda su vida.

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